:Narrativas Relevantes.

VISIÓN 2023

Este es el prototipo de un boletín de negocios para gente informada, líderes empresariales en República Dominicana que quieren comprender mejor la realidad global y estar varios pasos adelante en medio de un entorno VUCA. Pretende ser un atajo trimestral para facilitar la comprensión de una realidad cada vez más cambiante, más incierta, más compleja y más ambigua. Mira el ambiente de negocios no solo desde el prisma de la economía, sino también desde la política global y local. En el océano de temas relevantes, esta selección es, necesariamente, un ejercicio de discriminación, que busca centrarse en lo esencial, pero también aportar una mirada fresca cuando el autor considere oportuno abordar temas frecuentemente tratados por otros, pero que aun les falta contexto, profundidad y completitud.

Esta entrega abreva de los trabajos en profundidad de la mejor prensa internacional de occidente, de informes de grandes firmas globales de consultoría, de reportes de investigación de expertos en distintas áreas, de podcasts de la mejor estirpe en el tratamiento de los temas que analizan, y, de paso, recomienda algunas de esas fuentes. Es un ejercicio de curaduría lo que hace posible fundamentar las promesas de este boletín: ayudar a sus lectores a comprender fenómenos complejos, a «estar delante de la curva» y, al mismo tiempo, recorrerla con pasos más firmes y más seguros.

Lo que hemos visto en los últimos diez años es que todos los grandes problemas y tendencias nacionales ya los fueron antes por lo menos en Estados Unidos y en Europa o en otros países. No tenemos porque empezar de cero cuando podemos aprender de quienes ya recorrieron esos caminos, incluso si ese recorrido se hizo varios años o tres meses antes, como hemos visto en las pandemias de la Gran Peste, la Gripe española o la del Covid-19.

(He ido publicando estos trabajos por entregas en estas últimas 4 semanas como balance del año 2022 y perspectivas del año 2023. Ahora los reúno en VISIÓN 2023, con unas mínimas actualizaciones de los cambios noticiosos ocurridos en lo que va de enero. Espero que les sea útil. Recibir sus impresiones me resultaría muy útil para la mejora de este producto). 

TASAS DE INTERÉS

¿Cuánto subirán? ¿por cuánto tiempo? ¿cuándo y cómo bajarán?

La incertidumbre es la única certeza que tenemos para 2023. La pandemia de COVID-19 ha cambiado las reglas del juego y parece que cada dos días, desde 2020, surgen nuevas crisis que agravan las existentes.

La economía estadounidense es un laberinto de contradicciones: exhibe un mercado laboral con alta demanda de trabajadores y al mismo tiempo un crecimiento económico lento. Se pronostica una recesión inminente, pero el consumo sigue a tope. Después de un auge en el mercado de viviendas, de pronto ha empezado a enfriarse.

Si bien es cierto que cada vez es más difícil predecir el rumbo de la economía, prevalece el consenso de que los CEO deben prepararse para un período prolongado de tasas de interés más altas, capital más caro y un crecimiento económico más lento.

En 2022, la Reserva Federal aumentó la tasa de referencia al nivel más alto desde 2007, con siete aumentos consecutivos entre marzo y diciembre. En los últimos 12 meses, los precios han aumentado en más del 90% en la mayoría de las categorías, una tasa de inflación sin precedentes desde la década de 1970. Sin embargo, la «buena noticia» es que las tasas más altas, aunque desagradables y dolorosas, están volviéndose más predecibles y menos dolorosas.

Lo que nos enseña la historia

Lo preocupación actual de los líderes empresariales en Estados Unidos no es si subirán las tasas, sino cuánto subirán y por cuánto tiempo. De manera que los CEO no deben preocuparse si el próximo aumento de tasas es de 75 puntos básicos o más. Lo que importa es la tasa final y cuánto tiempo permanecerá estabilizada allá arriba, ya que parece poco probable que haya un cambio drástico en el corto plazo.

«En ese contexto de elevada inflación, la respuesta de política monetaria a nivel mundial ha sido la más sincronizada en varias décadas», destaca un grueso párrafo del recién publicado informe de la Cepal , «pues se ha producido el mayor número simultáneo de alzas de las tasas de interés de política observado desde por lo menos 1970. Entre los principales bancos centrales, la Reserva Federal de los Estados Unidos ha aumentado la tasa de política monetaria 375 puntos básicos hasta noviembre de 2022, fijándola en el 4.0%; el Banco Central Europeo (BCE) la fijó en un 1.5% en octubre, y el Banco de Inglaterra ha aumentado las tasas 275 puntos básicos en lo que va de 2022 (hasta fijarla en el 3. 0% en noviembre). En los tres casos, se prevé que las tasas continuarán en aumento hasta por lo menos mediados de 2023«.

Alan Blinder, de la Universidad de Princeton, señala que de 11 rondas de endurecimiento de la Reserva Federal desde 1965, una duró tres años, la mayoría duró de uno a tres años y solo una terminó en menos de un año. Todas, menos tres, resultaron en una recesión oficial y solo una calificó como lo que Blinder llama un «aterrizaje suave perfecto».

La diferencia entre un año y tres o cuatro es enorme, por supuesto. La distinción clave entre una resolución rápida y una batalla prolongada dependerá del grado en que la inflación se haya arraigado en la mente de los consumidores y los líderes empresariales.

Las profecías autocumplidas

Una posible implicación de estos hechos y percepciones es que una mayor inflación puede afianzarse en las perspectivas de los consumidores, es decir, el fenómeno que la Reserva Federal ha tratado de evitar, pero que ya parece inevitable.

Aunque la economía global creció ligeramente en 2022 y Estados Unidos y América Latina tuvieron un desempeño mejor de lo vaticinado en el primer semestre, los pronósticos prevalecientes para 2023 están llenos de grises augurios, profecías que ya se reflejan en los ejercicios de planificación presupuestaria de las empresas y en las recomendaciones de los asesores de finanzas personales. 

Los analistas no solo esperan que las industrias orientadas al consumidor se enfrenten al dolor, sino también que este dolor se derrame en la mayoría de las otras industrias. 

En climas tormentosos, los consumidores mantienen el realismo sobre la economía global. Si bien los conflictos geopolíticos y la inflación siguen siendo los temas más importantes para los jefes de empresa, el aumento de precios de la energía y la gasolina, concretamente, han sido los temas predominantes en la conversación mundial en línea, después del alza de los alimentos, según un informe de Brandwatch, una firma global de monitoreo digital.

RIESGOS GEOPOLÍTICOS

Putin y Zelenski no se rinden: ¿está tu empresa preparada para una guerra prolongada?

Mientras los consumidores libran las batallas terrenales del día a día, a mil pies de alturas el riesgo geopolítico, está en la cima de la agenda de los CEO, según la más reciente  encuesta global de McKinsey entre los altos ejecutivos del mundo, realizada en diciembre de 2022. 

En las próximas dos décadas, se espera que la competencia por la influencia global alcance su nivel más alto desde la Guerra Fría, y está fuera de las probabilidades que un estado en particular domine todas las regiones. 

Una gama más amplia de actores competirá para avanzar en sus ideologías, objetivos e intereses, con China y Estados Unidos disputándose la hegemonía, mientras la Unión Europea y Rusia continuarán luchando por preservar su relevancia entre los grandes actores de la geopolítica mundial.

En el terreno de la guerra de Putín contra Ucrania, hábilmente enmarcada por Volodimir Zelenski como una guerra global entre la democracia y la dictadura, todas las cartas están echadas sobre la mesa: desde una catástrofe nuclear hasta una salida negociada en los salones de la diplomacia internacional. 

Lo mismo se puede decir de sus efectos globales, todas las fichas están sobre la mesa: una victoria rusa sobre Ucrania seguramente tentará a Putín a recomponer el imperio soviético, recuperando territorios perdidos, y China se sentirá con licencia para  invadir a Taiwán. Una victoria de David sobre Goliat, en cambio, podría inducir a un macho alfa derrotado a cualquier desenlace. 

Cualquiera que sea la conclusión o la evolución de la guerra en Ucrania, tanto Putin como Zelenski se están preparando para un conflicto prolongado y lo mismo deberían hacer los líderes empresariales: construir resiliencia estructural de largo plazo en sus organizaciones. 

Desarrollar este tipo de resiliencia no consiste, nada más, en dotar a la empresa de la capacidad de recuperarse rápidamente de las adversidades, como suele pensarse, sino, también, en generar las habilidades para detectar, crear y capitalizar oportunidades que permitan acelerar el crecimiento en medio de la crisis.

DIMENSIONES DE LA RESILIENCIA

Luego de estudiar lo que están haciendo muchos CEO en Estados Unidos y Europa para enfrentar el conjunto de crisis cruzadas que azotan el mundo, Mckinsey propone seis dimensiones esenciales para la construcción de resiliencia empresarial. Estas dimensiones son el modelo de negocio, la reputación, la organización, las operaciones, la tecnología y las finanzas, las cuales paso a explicar a continuación.

  1. La resiliencia del modelo de negocio se refiere a la capacidad de una organización para recuperarse de los impactos de eventos geopolíticos. La construcción de resiliencia empieza por la junta de directores, que debe tener una comprensión de los factores de riesgos geopolíticos relevantes para la organización y tomar decisiones para protegerla. Esta dimensión puede incluir que los directores reciban briefings y estén expuestos periódicamente a presentaciones sobre la actualidad, la evolución y las proyecciones de los eventos geopolíticos;  discutir los riesgos geopolíticos en las sesiones de la junta; estudiar sus efectos en la organización a corto, mediano y largo plazo y adoptar un enfoque proactivo para la gestión de riesgos. Las organizaciones deben ser adaptables para responder rápidamente a los cambios en el entorno geopolítico y tener planes de respuesta y recuperación en caso de eventos imprevistos. 
  • La resiliencia reputacional se refiere a la capacidad de una organización para proteger y restaurar su reputación ante eventos geopolíticos. Esto puede incluir la comunicación clara y transparente con los stakeholders, la toma de posiciones sobre temas importantes y la toma de medidas para demostrar responsabilidad social y ética ante estas coyunturas. Parte medular de la resiliencia reputacional consiste en que la  organización tenga una narrativa clara y compartida basada en valores ( saber qué defiende y contra qué se posiciona). 
  • La resiliencia financiera incluye la gestión de riesgos en temas como el cambio de divisas (el riesgo cambiario), las sanciones o situaciones que pueden afectar la capacidad de una empresa para operar en un mercado, como por ejemplo transferir fondos.  Es importante tener una comprensión precisa de los regímenes reguladores cambiantes y una capacidad de cumplimiento robusta. También es importante tener protocolos de crisis y un sistema de alerta temprana para enfrentar desafíos macroeconómicos.
  • La resiliencia tecnológica se refiere a la capacidad de una organización para proteger y recuperar su infraestructura y acceso a su información ante eventos geopolíticos. Puede incluir la protección de datos y de la privacidad, la gestión de la seguridad cibernética y la capacidad de recuperación ante interrupciones. Para construir resistencia tecnológica, se deben generar las  capacidades para navegar por el «splinternet», es decir, la fragmentación del internet en variantes regionales y conjuntos de tecnología debido a tensiones geopolíticas, especialmente entre China y Estados Unidos. Esto requiere equilibrar la segmentación de redes y el uso diferenciado de dispositivos en diferentes mercados, manteniendo la consistencia en la conectividad y en la experiencia del usuario. 
  • La resiliencia organizacional se refiere a la capacidad de una organización para mantener su cohesión y ética globales ante la creciente presión geopolítica interna. Esto incluye tener estructuras de gobierno inclusivas y diversas, promover diálogos abiertos y honestos entre los líderes y los colaboradores. 
  • La resiliencia operativa se refiere a la capacidad de una organización para proteger y adaptar sus operaciones ante eventos geopolíticos. Esto puede incluir la protección y el cambio de las cadenas de suministro, la diversificación de los mercados y planes de contingencia en caso de eventos imprevistos. Además, la protección de la seguridad física de los colaboradores en mercados de alto riesgo, la promoción de la comunicación y la conectividad entre colaboradores en diferentes ubicaciones y la implementación de planes de evacuación en caso de eventos imprevistos.

La resiliencia de la gente

A estas seis dimensiones esenciales de McKinsey, yo agregaría la resiliencia de la gente que se refiere a la capacidad de una organización para fortalecer las capacidades profesionales y la salud física y mental de sus colaboradores, ante las crisis que actualmente convergen en el escenario global. Generar la resiliencia de los colaboradores puede incluir programas de salud preventiva (monitoreo médico, ejercicios físicos y recursos emocionales para el manejo del estrés),  ajustes de ingresos por inflación y actualización de las capacidades profesionales ante las demandas crecientes y cambiantes del mercado laboral.

CLIMA DE NEGOCIOS

Con mayor estabilidad política y social, RD, Costa Rica y Panamá remansan el clima de negocios de una Latinoamérica agitada por el giro político hacia la izquierda.

América Latina inicia 2023 con la mitad de sus 20 países gobernados por la izquierda. Este giro político contra lo establecido, más que hacia la izquierda, representa una oportunidad única para que República Dominicana, gobernada por un empresario y político centrista, consolide su posicionamiento como un destino preferido para hacer negocios. 

No obstante, como recurso de cuidado del clima de negocios, «la ola roja» debe ser incluida en la matriz de riesgos políticos de las organizaciones, para monitorear las brechas sociales, el grado de decepción de los ciudadanos, el nivel de beligerancia en el debate público y las capacidades de la sociedad para resolver sus conflictos.

Mientras que algunos de los países latinoamericanos ganados por la izquierda enfrentan graves problemas de institucionalidad, transparencia, inflación, corrupción, autoritarismo y polarización política, República Dominicana -sin estar exento de ellos-tiene un clima político, social y económico más estable y más amigable para los inversionistas.

Las tensiones políticas en Argentina, Chile, Brasil, Colombia  y, por supuesto, Venezuela – complican el clima de negocios de los cinco grandes de Suramérica. Mientras tanto, pequeños países del Caribe y Centroamérica, como República Dominicana, Costa Rica y Panamá, tienen un clima político más apacible y, en consecuencia, un clima de negocios más atractivo.

Mirada a Suramérica, de punta a punta

Empezando por el extremo sur, a la perenne crisis Argentina se suma un nuevo episodio al terminar este año: la reciente condena a seis años de cárcel dictada en contra de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, la verdadera líder de la izquierda gobernante en la tierra del tango. La ex presidenta, acusada por corrupción en los períodos de gobierno de ella y de su marido, mantiene un enfrentamiento público con el debilitado presidente Alberto Fernández y es probable que vuelva a ser la candidata presidencial en 2023. Por si fuera poco, el gran país suramericano está empezando el año 2023 con una inflación interanual del 100%, un peso devaluado y diez tipos de cambio diferentes.

En Chile, la división, la radicalización y la polarización entre la izquierda gobernante y la derecha opositora hace casi imposible el diálogo político productivo. En Brasil, la mayor potencia económica del subcontinente, el resurgimiento del presidente electo Lula da Silva no debería espantar a nadie, ya que sus credenciales como gobernante son conocidas. El riesgo viene de la ultraderecha derrotada, que, contando con la mitad de la población, ha llamado a un golpe de estado y ha lanzado rugidos y zarpazos en las calles, ante la extraña ausencia del liderazgo del ex presidente Jail Bolsonaro, a quien apenas se la ha visto después de perder las elecciones frente a la coalición multicolor encabezada por Lula. 

La evolución del gobierno izquierdista de Gustavo Petro en Colombia aún está por verse. Con alta inflación, muchas heridas de guerra por sanar, el exuberante país rico en recursos naturales tiene un gobernante abiertamente contrario a las industrias extractivas, a pesar de que su producción petrolera ha crecido hasta superar a la icónica producción venezolana. Para poder cumplir sus promesas a los más pobres, Petro deberá lograr la aprobación legislativa de una  reforma tributaria que tiene muchos opositores. 

Perú tiene una economía que no ha parado de crecer en décadas, a pesar de su crónica crisis política protagonizada por presidentes que terminan prófugos, encarcelados, procesados judicialmente o quitándose la vida. Su insólito récord de inestabilidad política, con seis mandatarios en seis años, alcanzó un punto de quiebre este diciembre, cuando el entonces presidente, el  hoy detenido Pedro Castillo, intentó cerrar el  congreso e instalar un gobierno de emergencia. Perú inicia 2023 con la peor coyuntura de incertidumbre después del fujimorazo de 1992: una presidenta interina, protestas en las calles, un  estado de emergencia, una reforma constitucional hecha de prisa y una convocatoria para elecciones anticipadas en abril de 2024. 

En Bolivia también la política es de alto voltaje. El gobierno de izquierda liderado por el economista Luis Arce está encarcelando a opositores,  acusándolos de golpistas  por su participación en la crisis de 2019, cuando Evo Morales renunció a la presidencia y se exilió en México, alegando luego haber sido víctima de un golpe de Estado. Desde entonces, los debates entre los legisladores oficialistas y opositores han derivado ocasionalmente en enfrentamientos físicos y ha habido protestas callejeras durante meses, lideradas por los cocaleros y los opositores, especialmente en el departamento de Santa Cruz, considerado el principal bastión opositor y el motor económico del país. A pesar de estos problemas, la economía boliviana sigue siendo fuerte, muestra de sus músculos es que este año, cuando la inflación ha azotado al mundo entero,  Bolivia ha tenido la inflación más baja de América Latina. Detrás de este «milagro», hay controles del tipo de cambio y de las exportaciones, endeudamiento externo y el uso de las reservas internacionales para subsidiar los combustibles y otros productos de la canasta básica.

Gobernada por un empresario, Ecuador libra sus propias batallas, con una criminalidad cada vez más cruel y creciente, impulsada por el narcotráfico, las bandas locales y las provenientes de Venezuela. Ha habido este año varios momentos en que el estado de excepción ha regido en distintas provincias. En febrero próximo habrá un referendo nacional para decidir cómo enfrentar algunos de estos problemas, y se pronostica que el presidente Guillermo Lasso ganará esta partida electoral. 

Paraguay es un país donde el partido que le sobrevivió al dictador Alfredo Stroessner tiene más de 70 años gobernando a una población que padece una alta tasa de analfabetismo y donde el 30% subsiste en la pobreza. El que sí es una estrella reluciente es su vecino Uruguay. Con independencia de que gobierne la izquierda o la derecha, este pequeño oasis latinoamericano avanza sin ruidos y sin pausas desde que comenzó el siglo 21, consolidando sus logros en materia de institucionalidad, derechos humanos, innovación energética, turismo, medioambiente, salud y educación. 

Al norte, “México lindo” sigue siendo atractivo para los negocios. Después de cuatro años de gestión, la popularidad del presidente mexicano Manuel López Obrador sigue sólida. Aún le queda un año más de gobierno y se espera que unja a algún alfil de su partido para sucederle en 2024. AMLO ha logrado pasar varias reformas constitucionales para asentar el “estado del bienestar”, y su gestión transcurre sin grandes sacudidas para la actividad empresarial. 

Un vistazo a Centro América y El Caribe

Cuba y Nicaragua, con dictaduras de izquierda, no cuentan en una competencia de libre mercado. El Salvador, con una “dictacracia” con respaldo popular, destruida la poca institucionalidad que tenía y experimentando con la imposición del bitcoin, no es un destino donde los inversionistas prudentes quisieran probar suerte. Honduras, sin rumbo visible, abre el 2023 con un estado de excepción que suspende las garantías institucionales de los ciudadanos, imitando “el modelo Bukele” para combatir el crimen organizado. Guatemala, penosamente, sigue siendo noticia internacional por casos de violencia, narcotráfico y corrupción política. 

En medio de este panorama, con mayor estabilidad política y social, instituciones democráticas más fuertes, economías en crecimiento sostenido y un mejor clima de negocios que los gigantes de Suramérica y sus vecinos de la región, destacan por sus condiciones como destinos para invertir y hacer negocios tres pequeños países del Caribe y Centroamérica: República Dominicana, Costa Rica y Panamá.  

LO DE HAITÍ ES PEOR DE LO QUE PENSAMOS

Esta vez, el nuevo problema de las relaciones domínico-haitianas es que no hay con quien resolverlo.

Haití está padeciendo una crisis humanitaria con peores efectos migratorios para República Dominicana que los dejados por el terremoto de 2010, cuya crisis ha sido considerada la más grave de las muchas que ha padecido ese país en su historia y la más grande crisis humanitaria en la que ha se ha implicado la ONU. Palabras mayores. 

A raíz del terremoto, murieron entre 250 mil y 300 mil personas, hubo más de un millón y medio de desplazados internamente y miles de haitianos iniciaron una peregrinación forzosa por distintos países del continente, pero no se produjo una ola masiva de inmigrantes hacia República Dominicana, debido, en parte, a la ayuda humanitaria que fluyó desde la comunidad internacional y de nuestro propio país hacia el malogrado vecino. 

Cuando se habla de crisis en Haití los superlativos y el calificativo “sin precedentes” suelen ser tópicos comunes, no porque se exagere, sino porque cada crisis es peor que la anterior, que ya parecía insuperable. Sin embargo, la actual crisis es inequívocamente diferente.

 ¿Qué hace a la actual crisis de Haití diferente? Primero, la coexistencia de un conjunto de crisis superpuestas. Segundo, esta vez no hay un interlocutor con quien hablar en el lado haitiano. Tercero, la comunidad internacional se ha resistido a formar parte de la solución. Cuarto, el presidente dominicano se ha dejado arrastrar a una política performativa que, fuera de generar titulares populistas, no conducirá a nada. Veamos algunos de estos factores, uno a uno, en los siguientes párrafos. 

Las crisis cruzadas

La crisis habitual en Haití se ha agravado debido a una serie de factores en el que sobresale el aumento del poder y la violencia de las pandillas, pero también incluye la epidemia de cólera y la crisis económica, así como la pandemia de COVID-19 y las catástrofes naturales que han dejado al país en ruinas en los últimos años. Para tener una idea de cuán macabro es este panorama, recomiendo escuchar el episodio “Why Haiti asked for an intervention”,  del podcast The Daily, en el que una reportera de The New York Times cuenta lo que ve en las calles de Puerto Príncipe, como testigo de primera mano. 

Haití es un moridero de gente, y quienes pueden huir de allí están buscando refugio en la República Dominicana o usan este país como un tránsito hacia Estados Unidos u otros países. Este éxodo está ocurriendo incluso entre haitianos más pudientes y no solo entre los que desenvuelven sus vidas en la miseria, como ocurría antes. De hecho, en las primeras horas de la mañana de cualquier día laborable es habitual toparse con decenas de ellos frente a la embajada de Panamá en Santo Domingo, en la calle Hatuey del sector Los Cacicazgos, adonde acuden a tramitar su paso a otros destinos. Allí, cada mañana, la afluencia de haitianos, a pie y en vehículos, es tal que provoca taponamientos del tránsito en esta calle de un sector residencial ordinariamente despejado. 

Esa ola migratoria está desembocando en República Dominicana, Estados Unidos y en otros países. En los últimos meses, imágenes de un gran número de migrantes cruzando el río Bravo en El Paso, Texas, han recordado crisis anteriores, como la ocurrida el año pasado en Del Río, donde más de 9,000 migrantes, mayoritariamente haitianos, se refugiaron en condiciones infrahumanas en un campamento temporal bajo un puente junto al río.

No hay interlocutores

Cuando el terremoto de 2010 destruyó a Haití, había allí un gobierno formalmente constituido, encabezado por un presidente reconocido por todos sus conciudadanos como tal, y con quien se podía hablar. Era René Préval, en su segundo mandato, un ingeniero educado en Europa, que había vivido en Estados Unidos y había sido primer ministro de Haití antes de ser presidente. Préval ha sido el único presidente haitiano que ganó unas elecciones democráticas e hizo un traspaso de mando pacíficamente a un sucesor elegido por el pueblo. A este demócrata y veterano político sorprendió el entonces presidente dominicano, Leonel Fernández, cuando se le presentó de sorpresa en la destruida casa presidencial haitiana, horas después de ocurrida la catástrofe. Al más alto nivel, ambos acordaron la canalización de la ayuda internacional a través de República Dominicana y las generosas donaciones y la colaboración de nuestro país hacia Haití. Fue tal el respaldo de República Dominicana a su vecino en aquel momento que cambió circunstancialmente toda la mala prensa hacia la nación dominicana con respecto a los inmigrantes haitianos, y muchos observadores tuvieron la esperanza de que este hito podría ser el inicio de una nueva etapa de armonía en las relaciones dominico-haitianas. 

¿Qué tenemos ahora, en cambio? Un país acéfalo, controlado por bandas de secuestradores, violadores, ladrones y asesinos, armados hasta los dientes, que tienen aterrorizados tanto a los civiles como a los cuerpos armados del país y se disputan entre sí el poder de las calles. Nadie puede con ellos, y se dice en Haití que estas bandas son financiadas por las propias élites políticas y económicas haitianas. No hay un interlocutor válido con quien sentarse a negociar, y un auto reconocimiento de esa incapacidad la ha hecho el propio gobierno haitiano cuando ha solicitado a la comunidad internacional que intervenga a su país. 

La comunidad internacional renuente a entrar al pandemónium

Aunque los emigrantes haitianos van intentando entrar en cualquier condición legal a diferentes países de América, donde son claramente rechazados, la comunidad internacional no sólo no ha intervenido a Haití motu proprio, como sí lo hizo cuando ocurrió el terremoto, sino que tampoco ha acudido al llamado del gobierno haitiana para que intervenga su país. 

Por si fuera poco la apatía de la comunidad internacional, ha pedido a un pequeño país como República Dominicana que acoja a esa masa de inmigrantes desfavorecidos y hace presiones económicas y diplomáticas para que así lo haga, según se ha interpretado de la acción de bloqueo por Estados Unidos a las importaciones de azúcar producida en el Central Romana y de la agresiva nota diplomática publicada por la embajada estadounidense en República Dominicana, en la que advierte sus ciudadanos de “piel más oscura” que corren el riesgo de ser detenidos en este país por la represión que aquí existe contra los inmigrantes haitianos.

En ese contexto, no es raro que un concierto de voces internacionales se sumen a apalear a República Dominicana, como ha ocurrido en este episodio del podcast El hilo, sobre la deportación de haitianas embarazadas. Los productores de esta narración se caracterizan por hacer un excelente periodismo de investigación, pero esta vez presentan una realidad sesgada, en parte, porque las autoridades dominicanas consultadas -el Servicio Nacional de Salud y el Ministerio de Salud- no contestaron a los periodistas, perdiendo la oportunidad de contrastar y equilibrar la historia. 

(Cerrado el contenido de este boletín, Estados Unidos y Canadá anunciaron algunas medidas de apoyo a los migrantes haitianos).

Lo que nos enseña la historia

Ningún esfuerzo que haga el gobierno dominicano para detener la inmigración masiva de haitianos hacia el territorio dominicano tendrá éxito, si no se soluciona el espeluznante conjunto de crisis cruzadas del país vecino, en el corto o mediano plazo, y su crisis orgánica, a largo plazo. No hay fuerza humana, ni política, ni económica, ni militar que pueda detener a los emigrantes, mientras sigan deteriorándose las condiciones de vida en su país de origen y las de sus vecinos sean mejores. 

Mientras los haitianos necesiten salir de allí y nosotros los contratemos aquí, en los sectores agrícola, de la construcción, de la seguridad y del servicio doméstico, la frontera seguirá siendo un coladero. 

Sin padecer la corrupción de autoridades civiles y militares nuestras, que se benefician del tráfico de personas en la frontera, ni Estados Unidos ni Europa han podido parar la inmigración ilegal proveniente de los demás países de América y de África.  Cientos de emigrantes arriesgan sus vidas cada día, a pie y en frágiles medios de transporte, a través de grandes masas de agua y caminos hostiles y peligrosos, para cruzar a escondidas las fronteras europeas y estadounidense, sin que esas potencias puedan pararlos. 

Mientras entre naciones vecinas haya niveles de desigualdad económica y diferencias de desarrollo político tan abismales, como las que existen entre los países de África y de Europa, por un lado, o de Estados Unidos y el resto de América, por otro, no habrá manera de frenar esas masas de migrantes en condiciones de ilegalidad. 

Como nos ha enseñado la historia nuestra y la de esas potencias extranjeras, tampoco podremos nosotros frenar a los migrantes haitianos, ni con la fuerza ni con la ley. No ha funcionado “el muro de Trump”, el de Berlín terminó por caer y similares finales le esperan al que Abinader está construyendo. 

Las deportaciones de inmigrantes en condiciones de ilegalidad y los intentos de poner orden en la frontera son paliativos episódicos, complementarios, en el mejor de los casos, frente a un problema estructural con el que tendremos que convivir mientras existan Haití y República Dominicana. 

¿Qué hacemos, entonces? Como no está entre las opciones empeorar nuestras condiciones de vida para dejar de ser un destino atractivo para los haitianos, la única opción razonable es comprometernos con mejorar las condiciones de existencia de nuestros vecinos. 

Comprometernos con que Haití supere su crisis no es una cuestión de humanidad, de solidaridad o de altruismo, solamente.  No es solo un tema de salubridad y seguridad nacional. Es una cuestión de negocios, también. Haití es el segundo mercado de exportación de República Dominicana, como tristemente descubrimos cuando la OEA impuso un bloqueo comercial a su economía en 1991. Es también la principal, si no la única fuente de mano de obra para algunas de nuestras industrias. Por si no fueran suficientes estas razones, el recrudecimiento de la crisis haitiana ha tenido un alto costo económico para República Dominicana, pues ha sido motivo de tensiones en las relaciones con nuestro principal aliado comercial, Estados Unidos, y nos ha causado daños como destino de inversión extranjera, de turismo y de negocios en general. 

Haití es un problema demasiado grande para dejárselo al  presidente

Evocando la famosa frase del cofundador de Hewlett-Packard, David Packard, cuando dijo que el marketing era demasiado importante como para dejárselo a la gente de marketing, los problemas de relaciones dominico-haitianas son demasiado importantes y complejas como para dejárselos al presidente (quienquiera que este sea). 

«A medida que los riesgos globales se vuelven más entrelazados, la preparación también necesita convertirse en un esfuerzo más colaborativo, con los gobiernos nacionales, las empresas y la sociedad civil cada uno jugando a sus fortalezas, en lugar de los modelos tradicionales de los gobiernos abordando los fallos del mercado cuando ocurren.»

Global Risks Report 2023, World Economic Forum.

En la cuestión haitiana hay muchos componentes involucrados, desde los volátiles votantes y las próximas elecciones (no solo las del 2024, sino cualquiera en el horizonte), hasta la sociedad civil, las oenegés y activistas defensores de derechos humanos, la oposición, las potencias extranjeras y una infinita lista de audiencias interesadas y de aristas. Es un tema que divide a la gente y en el que los matices son tan escasos como las posibilidades de diálogo productivo.

Por estas razones, el empresariado no debe seguir siendo un mero observador de esta crisis. Debe arrimar el hombro al gobierno, endosarlo cuando sea necesario tomar medidas impopulares en lo inmediato, pero positivas en el largo plazo; motorizar la formación de equipos especiales (task forces) público-privados que trasciendan los períodos gubernamentales; incluir en esos equipos a los mejores negociadores y diplomáticos; poner al servicio de la causa todo el capital social y las capacidades de cabildeo del empresariado, para enhebrar iniciativas multinacionales a favor de Haití, que tengan como marco y razón de ser la seguridad, el bienestar y la estabilidad política, económica de todos los estados afectados por la crisis haitiana y no solo los de República Dominicana. 

RD 2023

En un año pre-electoral, se espera mucho teatro en la vida pública, más que concreciones de las reformas estructurales que han sido largamente aplazadas, en cuestiones fiscales, de salud y seguridad social, seguridad ciudadana, energía, cambio climático y migración, entre otros grandes temas. 

Con tres partidos políticos en campaña prematura, los decibeles del ruido mediático subirán alto, los mensajes de las empresas tendrán desafíos para trascender y los políticos pasarán el sombrero entre los donantes empresariales para sufragar gastos de campañas cada vez más costosas. 

Cada uno de los tres candidatos pretenderá lucir el más nacionalista, patriota y fuerte frente a la situación migratoria de Haití, interpretando una política performativa para construir titulares en la prensa y generar impacto en las redes sociales, antes que encaminar políticas accionables para avanzar en la solución real de la problemática. 

Acorde con la esperada teatralidad política, las empresas vinculadas a la construcción de infraestructuras pueden encontrar grandes oportunidades de negocios con el sector público, pero las reformas estructurales que el país necesita muy probablemente continuarán pospuestas durante este año pre-electoral.

Balance de 2022 y perspectivas de 2023

En el aspecto económico, conviene echarle un ojo al balance de 2022 y  las perspectivas para 2023 incluidas en el informe de fin de año de Participación Ciudadana (PC), que, a pesar de ser sustancioso y breve, termina siendo engullido por los titulares políticos. 

El informe de PC, emitido el 14 de diciembre pasado, incluye cifras publicadas hasta octubre de 2022, y puede ser descargado en este  enlace. Recomiendo leerlo en extenso, particularmente la sección económica, que ha contado con escasa o ninguna difusión en la prensa nacional. 

Apenas arranca esta sección, destaca que la economía dominicana continuó mostrando un notable crecimiento con estabilidad, pese a la confluencia de crisis que están azotando al mundo.  “En los primeros nueve meses”, precisa el documento, “el PIB aumentó en 5.4% y se espera que al terminar el año cierre con un crecimiento de 5%, lo cual ya no sería por rebote, porque ocurre tras una expansión de 12.3 en el 2021. Esto es un gran logro, en un contexto en el cual la economía mundial solo crece al 3.2%, la de EUA al 1.6%, la de Europa al 3.1%, la de China al 3.2% y la de América Latina un 3.2%”.

Este crecimiento se ha visto favorecido por la recuperación total del sector turismo, en comparación con el crecimientos más elevados, en 2018, antes de la pandemia del Covid-19. También es destacable el crecimiento de las zonas francas, el comercio y las finanzas. En cambio, los sectores llamados productivos, como la industria, agricultura, construcción y minería exhiben tasas de incremento mucho menores que el promedio.

Congruente con esta evolución, el empleo se sigue recuperando, pues la población ocupada superó los 4.7 millones, cosa que no ocurría desde el 2019.  De esos 4.7 millones de ocupados, más de la mitad se ubica en actividades informales, “que en algunos casos no es más que desempleo disfrazado”. Según el Banco Central, el empleo informal, que estaba en 55% previo a la pandemia, se elevó al 58% en el tercer trimestre de 2022.

A juzgar por la cantidad de cotizantes en la Tesorería de la Seguridad Social, la nómina pública parece haber vuelto a incrementarse en el último año, ahora de manera abrupta, al pasar de 636,956 en septiembre del 2021 a 720, 831 en igual mes de 2022, para un incremento de 13.2%.

Inflación controlada, a un costo alto

La inflación alcanzó el 8.24% anual a octubre, pero es fundamentalmente importada, pues no se aleja mucho de la reportada en EUA y en las principales economías europeas. La inflación se ha mantenido relativamente controlada en el país debido a la decisión del gobierno de mantener subsidiados la energía y los combustibles; a la contracción monetaria provocada por el Banco Central, y a la revaluación del tipo de cambio, impulsado por las remesas y a las fuertes entradas de capitales por endeudamiento público y privado. 

El principal costo del control de la inflación ha sido mantener un acelerado proceso de endeudamiento fiscal, al mismo tiempo que se ha restringido la inversión pública y la provisión de servicios. En los primeros diez meses del año, la deuda del gobierno, excluyendo al Banco Central, aumentó en unos 4,815 millones de dólares, pero la deuda pública total aumentó cerca de 8 mil millones de dólares, ya que la deuda cuasifiscal, medida por los valores en circulación del Banco Central, aumentó en unos RD$163 mil millones en octubre,  como parte del esfuerzo por mantener controlado el tipo de cambio. Un resultado colateral de este esfuerzo es la revaluación de la moneda nacional en un 4.6%.

“Si bien la menor tasa de cambio tiene un indudable efecto atenuador de la inflación”, explican los analistas de PC, “también tiene sus efectos adversos, pues alguien que tiene o produce dólares para gastarlos en el mercado internacional se ve afectado doblemente: pierde 4.6% al cambiarlos por pesos, con los cuales compra 8.2% menos por la inflación. Esto estimula las importaciones y desalienta la exportación”, y es lo que explica el pobre desempeño de sectores productivos como ila ndustria y la agricultura.

Otro costo importante de la política antiinflacionaria es el gran gasto fiscal en subsidios, que pudo haber alcanzado más de RD$70,000 millones en el 2022, dificultando el logro de la pretendida reducción del déficit fiscal por parte del gobierno. Hasta octubre, se había registrado un déficit de 61,000 millones de pesos, pero está previsto que al agregar los gastos extraordinarios de fin de año alcance los RD$225,000 millones, o el 3.6% del PIB. 

“Y todo ello, sin contar que se mantiene restringido el gasto público en infraestructura y en servicios a la ciudadanía, impidiendo que el Gobierno tenga éxito en sus prometidas reformas de la policía, la salud, el agua o provocando deterioro de la seguridad ciudadana e incluso la atención de emergencia 911”.

A los economistas de PC  les “preocupa la elevación de las tasas de interés internacional, por sus repercusiones en el servicio de la deuda pública y el acceso al financiamiento presupuestario”. 

“Entre el agravamiento del desequilibrio externo y no reducción del déficit fiscal”, agregan, “un entorno internacional desfavorable y las más altas tasas de interés tienden a elevar el nivel de riesgo de la deuda para los países latinoamericanos, incluyendo la República Dominicana, lo que encarecerá los nuevos financiamientos”.

CERO NETO, NO CERO MILLAS

La crisis energética podría tentar a las empresas para que desaceleren su compromiso con la descarbonización, pero acelerarlo es lo que les conviene a ellas y a todos.

La inseguridad energética que ha provocado la guerra en Ucrania y el alto costo de la energía podría llevar a las empresas comprometidas con la transición hacia el cero neto a desacelerar su carrera, pero, en realidad, esta es una oportunidad para aprovechar el crecimiento verde y moverse con valentía hacia adelante.  

El aceleramiento hacia el cero neto es lo que están haciendo las empresas más avanzadas del mundo,  y me ha dado mucho sastisfacción confirmar que AES Corporation, lejos de amilanarse en su compromiso hacia la descarbonización, ha pisado el acelerador para lograr sus metas más temprano. 

La experiencia global demuestra que las empresas que desarrollan ventajas competitivas en medio de las crisis salen más rápido de ellas cuando empieza el ciclo de recuperación, y aunque se trate de una pequeña ventaja desarrollada en la crisis, luego resulta en un efecto multiplicador del crecimiento en los tiempos de tranquilidad. 

Hoy día, las tecnologías verdes y digitales son el terreno más fértil para la construcción de nuevos negocios y oportunidades de crecimiento. También es un hecho verificado que las empresas que se adelantan a la tendencia del cero neto están teniendo mayor éxito. De ahí que innovadores verdes estén surgiendo en casi todos los sectores, desde el transporte (Einride, Northvolt, Tesla) hasta la nutrición (Beyond Meat, Impossible Foods).


Para aprovechar estas oportunidades, las grandes empresas pueden tener dificultades para moverse con la agilidad de estos innovadores, entonces optan por crear spin-offs o start-ups independientes, incubadas dentro de la empresa matriz,  pero se aseguran de proveerles el acceso a sus activos, a sus capacidades y a sus relaciones. Al mismo tiempo, la compañía nodriza también se asegura de conceder a la empresa emergente la autonomía y la libertad necesarias para tomar sus propias decisiones.  Es lo que ha hecho Grupo Universal con la creación de Unit, la primera aseguradora 100% digital de República Dominicana, y también el Banco Popular Dominicano, con la creación de Qik, el primer banco digital dominicano.

El cero neto no se trata solo de reducir las emisiones de carbono, sino también de garantizar la sostenibilidad a largo plazo y la resiliencia frente a futuros desafíos. Esto significa invertir en infraestructuras sostenibles, tecnologías limpias y energías renovables. También significa trabajar con los gobiernos y otras empresas para establecer marcos regulatorios y políticas que fomenten la transición hacia un futuro más sostenible. 

En ese sentido, las empresas tienen el gran reto de conseguir que los gobiernos, como contrapartes imprescindibles,  se muevan con la agilidad en la toma de decisiones que estos asuntos ameritan, conforme a una cultura de gestión de riesgos y a la conciencia ambiental que se requiere para alcanzar los objetivos globales de cero neto.

A veces percibimos el calentamiento global y el cambio climático como ideas etéreas y remotas, pero no es así. Son problemas ambientales que ya tenemos encima, que nos están matando, literalmente, y causando enormes pérdidas económicas, a veces de forma gradual e imperceptible y otras veces como una catástrofe climatológica imposible de ignorar. 

En República Dominicana padecimos de cerca uno de estos desastres, cuando el pasado 4 de noviembre cayó en tres horas el  50% de todas las lluvias previstas para ese mes completo. Como resultado de ese fenómeno, se produjeron grandes inundaciones en Santo Domingo, que provocaron pérdidas de  vidas y de propiedades. Se estima que por ese siniestro el sector asegurador pagó más de mil millones de pesos a sus asegurados, adicionales a los aproximadamente seis mil millones que pagó por los daños causados por el huracán Fiona, en la región este, apenas dos meses antes.  Estos casos no solo provocaron pérdidas inmediatas para las empresas y las familias, sino que serán la causa de altos aumentos en las pólizas de seguros en todo el país durante este año 2023.

Todos los ciudadanos hemos terminado pagando por las inundaciones del 4 de noviembre, toda vez que el gobierno anunció el pago de más de 46 millones de pesos como bonos a los dueños de vehículos que solo tenían el seguro de ley o que sus seguros no cubrían el riesgo de inundaciones.  El ministro administrativo de la presidencia, José Ignacio Paliza, informó que esos recursos “serán desembolsados de los capítulos del presupuesto nacional destinados a emergencias”. Es decir,  46 millones  de pesos aportados por los contribuyentes.  

Las actuales tormentas invernales en California van por el mismo camino. Hasta ahora, las tormentas de este invierno han estado en gran medida en línea con las del pasado, excepto en su ritmo implacable, ha dicho Michael Anderson, climatólogo estatal de California. «Aquí es donde nos están golpeando este año: estamos viendo muchas grandes tormentas con bastante rapidez». 

Este tipo de eventos catastróficos serán más frecuentes pero menos predecibles, se desarrollarán más rápido, pero de formas más variadas. Precisamente por esos y otros desafíos,  ahora es el momento de acelerar la transición hacia el cero neto y aprovechar las oportunidades de crecimiento verde que ofrece. Las empresas que se adelanten a la tendencia podrán tener más éxito en el futuro y contribuirán a un mundo más sostenible y resiliente.


MEJORES PRÁCTICAS PARA UN CEO EN TURBULENCIAS

En medio de las crisis, los mejores líderes son del tipo ‘two-way players’: defienden y avanzan.

La crisis es un momento difícil para todas las empresas, y es el CEO quien tiene la tarea de liderar a su organización a través de ella. Aquí les dejo 10 consejos para ayudar a los CEO a cumplir con este rol en medio de las crisis superpuestas que enfrentan las organizaciones. Estas son algunas de las mejores prácticas que han implementado algunas de las empresas más exitosas del mundo. Las he seleccionado y resumido después de muchas  horas de lectura de prensa internacional de la mejor calidad y de diversos reportes de fin de año y perspectivas para el nuevo año realizados por McKinsey.

  1. Sé el mejor estratega de la empresa. Para cumplir ese rol y liderar bien en medio de las crisis superpuestas, necesitarás una gama de perspectivas múltiples y a veces contradictorias: de afuera hacia dentro y de adentro hacia afuera; un telescopio para ver el mundo y un microscopio para descomponerlo; una vista instantánea de los problemas inmediatos y una mirada de largo alcance para avistar el futuro.
  2. Haz de la resiliencia una prioridad estratégica. La nueva normalidad requiere una mentalidad de CEO que proteja a la organización y siente las bases para una ventaja competitiva a largo plazo. Construye resiliencia en todas las áreas y en cualquier transformación o emprendimiento que emprendas. La resiliencia es clave para poder soportar cambios impredecibles y emerger más fuerte. 
  3. Defiende y avanza. Pasa de la gestión de riesgos defensivos a una postura con visión de futuro basada en la resiliencia estratégica. Asegúrate de que la empresa esté preparada para soportar repetidos golpes e interrupciones. Además, busca oportunidades de crecimiento a corto plazo y toma medidas para capturarlas.
  1. Ten coraje. Con muchos indicadores parpadeando en rojo, es natural que  los líderes empresarialesse sientan tentados a replegarse un poco, a posponer  algunas iniciativas y a reducir los planes de crecimiento hasta tener un panorama más claro. Sin embargo, los grandes líderes “nunca desperdician una buena crisis”: buscan agresivamente las oportunidades mientras gestionan el lado negativo de las crisis.
  1. Decide qué hay que hacer ahora y qué puede esperar. Trabaja en cómo responder al momento actual y al camino que se avecina, pero también piensa en la próxima década. Los mejores CEO son ambidiestros: prudentes a la hora de gestionar el lado negativo de las crisis mientras persiguen agresivamente las oportunidades. Estos líderes están pensando en la próxima década, no en el próximo mes.
  2. Sé proactivo. Este es un clásico, pero, justamente por eso, está en esta lista. Antes de que estalle una crisis, debes anticipar lo que puede suceder y tener planes de contingencia, especialmente respecto a la cadena de suministro. Debes prever los riesgos de interrupciones y  los flujos de demanda, tener un inventario adecuado y estar en capacidad de cambiar rápidamente a proveedores alternativos en caso de que se produzca una escasez de materiales. 
  3. Fortalece tus relaciones con tus clientes y proveedores. Ahora más que nunca es importante mantener buenas relaciones con ellos y trabajar juntos para superar los obstáculos.
  4. Mantén la calma y busca la claridad. Los empleados necesitan ver que el CEO está calmado y en control en momentos de crisis.
  5. Ten una comunicación abierta y transparente con tus empleados. Mantenlos informados sobre cómo se está manejando la crisis y escucha sus preocupaciones y sugerencias.
  6. Sé empático. Recuerda que tus empleados también están pasando por un tiempo difícil. Trátalos con empatía y comprensión.

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