Rutina y creatividad parecen sustantivos opuestos, por lo que frecuentemente se aconseja que para ser creativos hay que salir de la rutina. Hay un punto en eso, sin dudas. Pero para ser consistentemente productivos hay que hacer todo lo contrario: entrar en la rutina.
Es nuestra rutina, nuestra capacidad para trabajar de manera proactiva y optimizar sistemáticamente nuestros hábitos de trabajo a lo largo del tiempo lo que determina nuestra capacidad para hacer realidad las ideas.
Sin embargo, como resultado de nuestra conectividad constante, nos hemos vuelto cada vez más reactivos (respondemos a lo que nos llega), en lugar de ser proactivos (actuar en función de lo que nos importa).
Para evitar caer en esa trampa, los creativos profesionales se apegan a una rutina diaria, como forma de no estar a merced de la reacción, sino de la acción.
- La coreógrafa Twyla Tharp, por ejemplo, se levanta todos los días al amanecer y toma un taxi para ir al gimnasio, un ritual que ella llama su «momento desencadenante».
- El pintor Ross Bleckner lee el periódico, medita y luego llega al estudio a las 8 am., para trabajar en la calma de la mañana.
- El escritor Ernest Hemingway escribía quinientas palabras al día, subiera el infierno o descendiera el paraíso.
Los logros creativos verdaderamente grandiosos requieren cientos de horas de trabajo, si no miles, y tenemos que hacer tiempo todos los días para dedicar esas horas a los proyectos ambiciosos.
Las rutinas nos ayudan a lograrlo, estableciendo en los otros expectativas sobre nuestra disponibilidad o falta de ella durante unas horas específicas del día.
Las rutinas creativas alinean nuestro flujo de trabajo con nuestros niveles de energía, llevando nuestras mentes a un ritmo regular de creación.
Construir una rutina tiene que ver con la persistencia y la coherencia. No con esperar la inspiración, sino con crear un marco para que ella llegue.
La inspiración existe, pero tiene que encontrarte trabajando.
Pablo Picasso
Ahora ¿cómo se sientan las bases para una rutina efectiva? Trabajo creativo primero, trabajo reactivo después. Esa es la clave
El cambio más importante que puedes hacer en tus hábitos de trabajo es colocar al trabajo creativo primero y el trabajo reactivo después. Esto significa bloquear una gran cantidad de tiempo todos los días para el trabajo creativo y sus propias prioridades, manteniendo el teléfono y el correo electrónico desactivados.
Algunas personas se molestarán por tu falta de disponibilidad durante estas horas en que estás inaccesible, pero es mejor decepcionar a algunas personas por cosas pequeñas que entregar tus sueños por tener la bandeja de email vacía.
De lo contrario, estarás sacrificando tu potencial por la ilusión de profesionalismo (responder rápido, disponibilidad 24/7, estar siempre conectado, etc.)
Cuatro pasos para establecer una rutina creativa
- Mantente análogo durante varias horas del día. Es crucial para poder ser productivos en esta era en que siempre estamos «conectados» con los otros y cada vez menos con nosotros mismos.
- Establece una hora de inicio y una hora de finalización para tu jornada laboral.
- Dedica diferentes momentos del día a diferentes actividades: trabajo creativo, reuniones, correspondencia, trabajo administrativo, etc.
- Trabaja diariamente en tu proyecto. Tendemos a sobreestimar lo que podemos hacer en un período corto, siempre que trabajemos lenta y constantemente, y a subestimar lo que podemos hacer durante un período largo, escribe la autora y podcaster Gretchen Rubin. Anthony Trollope, el escritor del siglo XIX que logró ser un novelista prolífico al tiempo que revolucionó el sistema postal británico, abunda sobre el poder de la frecuencia de una manera muy gráfica:
Una pequeña tarea diaria, si es realmente diaria, superará el trabajo de un Hércules espasmódico.
Anthony Trollope
La frecuencia renta. Es difícil comenzar un proyecto desde cero y también es difícil cada vez que vuelves a iniciar un proyecto después de un descanso. Pero al trabajar todos los días en ese proyecto, mantienes tu impulso. Nunca te das tiempo para sentirte separado del proceso.
Los días son largos, pero los años son cortos
Uno de mis secretos más útiles, cito nuevamente a Rubin, es:
Lo que hago todos los días es más importante que lo que hago de vez en cuando.
Gretchen Rubin
La estrategia es simple. Consiste en tener una práctica y tener una práctica significa hacer el trabajo de manera regular, de forma habitual.
“Muchísimas personas son creativas cuando les da la gana, pero solo te convertirás en un profesional si lo haces cuando no te apetece. Y esa renuncia emocional es la razón por la cual este es tu trabajo y no tu pasatiempo”. Seth Godin
Post inspirado en el libro “Manage Your Day-to-Day: Build Your Routine, Find Your Focus, and Sharpen Your Creative Mind”, una compilación y edición de ensayos sobre productividad realizada por Jocelyn K. Glei, con textos de mentes brillantes que son ejemplos de productividad, como Dan Ariely, Leo Babauta, Scott Belsky, Lori Deschene, Aaron Dignan, Erin Rooney Doland, Seth Godin, Todd Henry, Christian Jarrett, Scott McDowell, Mark McGuinness, Cal Newport, Steven Pressfield, Gretchen Rubin, Stefan Sagmeister, Elizabeth G. Saunders, Tony Schwartz, Tiffany Shlain, Linda Stone, James Victore y Seth Godin.